Una Barcelona para relajarse: jardines de Villa Amelia y Villa Cecilia

En Up&Town os hemos hablado varias veces de la riqueza de la zona alta de Barcelona en lo que a espacios verdes se refiere, sin duda, una característica que ha hecho de esta zona de la ciudad la más codiciada por quienes buscan un entorno urbano tranquilo, amable y sostenible, en definitiva, una ciudad pensada por y para sus ciudadanos.

Así que, para continuar con la puesta en valor de nuestra querida zona alta barcelonesa, hoy queremos dedicar nuestro post a dos jardines que contribuyen a la armonía de Sarrià-Sant Gervasi, los de Villa Cecilia y Villa Amelia, antaño unidos en un único jardín.

Los de Villa Cecilia representan quizás uno de los pulmones verdes de la ciudad más frecuentados por los vecinos del distrito y en especial por personas de edad avanzada y por aquellas familias con niños en busca de un rincón para el esparcimiento, grato y seguro al mismo tiempo.

Repleto de enormes árboles (palmeras, tilos, cipreses, plátanos, pinos, etc.), plantas muy bien dispuestas y caminos que podemos recorrer a pie o en bicicleta, este jardín cobija el Centro Cívico Casal de Sarrià, un parque infantil y deja espacio a las celebraciones, pues cuenta con una superficie diáfana y al aire libre para diversos eventos culturales y deportivos.

Llama la atención la escultura en bronce, boca abajo, de Ofèlia ofegada, obra de Francisco López Hernández, que data de mediados del siglo pasado. También los bancos y las farolas, en forma de árbol, ejemplos de arte urbano decorativo.

Para quienes se lo estén preguntando, el nombre de este parque corresponde al de la esposa de Eduardo Conde, propietario de la finca hasta 1969, cuando pasó a titularidad municipal.

Justo al lado se encuentran los jardines de Villa Amèlia. También de carácter público y escenario de árboles pintorescos, algunos con casi cien años de antigüedad, este espacio verde, su ornamentación y el estanque que lo preside nos evocan el estilo afrancesado que imperaba en los jardines de la antigua burguesía catalana en el siglo XIX y principios del XX.

Los de Villa Amelia también cuentan con inesperados inquilinos de bronce,  Dríade, una ninfa del escultor Ricard Sala, y El encantador de serpientes, de Jules Anthone. También, como Villa Cecilia, debe su nombre a una amada esposa, la de Ignasi Girona, antiguo propietario de la finca.

Por cierto, que en cualquiera de los dos parques podemos disfrutar de un café a media tarde o un vermú al cobijo de los árboles.

Manuel Yais

Información patrocinada por Inmofinders especialista en pisos en Sarrià Sant Gervasi Barcelona